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Pan de yema, mi intento de pan caracol

No sé ustedes, pero yo le digo pan de yema a los pancitos de color doradito brillante que tienen ajonjolí encima y conozco 3 formas: el pan de yema redondo, la coliza y el caracol. Pues esta vez me atreví a hacer el caracol y aquí les cuento cómo lo hice, antes debo decir que salió riquísimo a pesar de que la forma me quedó un poco inexacta, jajaja. Pero estamos aprendiendo, así que ya irá saliendo mejor en el futuro, no pierdo la fe. 

Si no me equivoco, en otros países el pan caracol se llama “bocado de dama” y es aún más estilizado en su forma y a mí me quedaron muy lejos de eso, pero se hace lo que se puede y siempre con mucho cariño.

Creo que los panes como este que llevan huevo y leche son de los más sabrosos, y si bien no son nada “light”, necesitamos disfrutarlos cada cierto tiempo. Así que aquí vamos.

Les cuento que la receta es prácticamente la misma que la de mi pan trenza pero le agregué anís en grano (porque me gusta) y le disminuí el aceite.

  • 500 gr. de harina común – sin preparar (3 ¼ tazas aprox.)
  • 300 ml. de leche tibia (1⅓ tazas aprox.)
  • 1 ½ cucharadita de levadura seca
  • 2 cucharaditas de azúcar
  • 1 cucharadita de sal 
  • 1 huevo (+ 1 yema opcional)
  • 1 cucharada de miel
  • 1 cucharada de aceite vegetal
  • ¼ de cucharadita de anís en grano

Para decorar:

  • Huevo batido
  • Ajonjolí
¿sabían que después de cierto tiempo la miel se solidifica?, por eso se ve así en mi foto. Pero igual funciona. 

Nota: De esta receta me salieron 15 pancitos.

En primer lugar, se disuelve la levadura en la leche, tratando de que no queden muchos grumos, luego se vierte esta mezcla líquida en la harina (donde previamente hemos formado un huequito en el centro), se agrega el azúcar, la miel y el huevo, si gustan pueden agregarle además una yema, yo no lo hice porque me es suficiente con solo un huevo. Y se revuelve despacio con una cuchara para mezclar y disolver los ingredientes e ir integrando poco a poco la harina que está alrededor.

Cuando la masa comienza a tomar forma, se le agrega el aceite y finalmente la sal. Y se termina de integrar todo con las manos.

Se vuelca la masa a la mesa y se le agrega el anís, para ello yo presiono con los dedos el centro de la masa para crear un pequeño hueco y ahí agrego el anís, doblo la masa para que quede como un paquetito y entonces comienzo a amasar con firmeza pero cuidando, al principio que no se caigan lo granos de anís, si eso sucede solo se recogen con la misma masa haciéndola rodar, también se debe cuidar que no  quede ningún resto de harina suelto, ni en la mesa, ni en el recipiente.

Cuando la masa se vuelva uniforme y el anís esté bien distribuido, se le da forma de bola y se le pone en un recipiente tapada con un plástico y/o paño de cocina, dejándola reposar hasta que doble su volumen.

Los puntitos negros son los granos de Anís.

A mí me toma dos horas este proceso de reposo.

Cumplido el tiempo, se vuelca la masa a la mesa y se le quita el aire presionándola con los dedos repetidas veces.

Hecho esto, toca darle la forma a los panes, y aquí es donde les cuento mi experiencia, según lo que investigué, este pan se forma haciendo un rollo largo y luego cortándolo en trozos, pero, como a mí me pareció difícil manipular y estirar una porción de masa tan grande, lo que hice fue dividir la masa primero en 5 partes iguales.

Cada porción la estiré para formar un rectángulo y luego enrollé, obteniendo un rollito de casi 20 centímetros de largo y con un cuchillo ancho (o con un cortador de masa) lo corté en 3 partes iguales.

A estos “minirollitos” se les hace una hendidura en el centro, se puede hacer presionando con un rodillo delgado o simplemente con el costado de la mano, esto hará que los extremos se levanten y los espirales queden mirando hacia arriba y así se le da la forma al pan caracol, peeeeero a mí no me resultó tan bien, pues con el tiempo los extremos se iban bajando y quedaba más parecido a un rollito partido en dos. Pero ni modo, no todo es perfecto en esta vida.

Una vez puestos los pancitos en bandejas engrasadas, se les tapa con un plástico y/o paño de cocina y se les deja reposando por máximo 1 hora.

Faltando 15 minutos para que se cumpla el tiempo de reposo, enciendan el horno a 220°C aproximadamente (fuego medio-alto) para que pre-caliente, así podrán meter los panes apenas estén listos para entrar al horno.

Mientras tanto, baten un huevo y con una brochita de cocina o simplemente con la yema de los dedos, barnizan los panes y les espolvorean ajonjolí para decorar.

Cumplido el tiempo de precalentado, meten la bandeja al horno y la dejan cocinar por unos 15 minutos (máximo 20 minutos) o hasta que vean que ya han comenzado a dorar. Ojo: si hacen dos bandejas de pan, como yo, metan al horno la que prepararon primero, así ambas tendrán casi el mismo tiempo de reposo. Y recuerden que la segunda bandeja se horneará más rápido porque el horno ya está muy caliente. 

Y eso es todo, el color que tienen es hermoso, y si se pegan a la bandeja, es por el barnizado, pero eso se resuelve fácil con una espátula delgadita y se despegarán enteritos.

😍

Esta vez no me dio tiempo de tomarle fotos al pan por dentro, pero les aseguro que es riquísimo y con miga muy suave, de los 15 que hice ya quedan muy poquitos.

Color y brillo preciosos. 😍

Y en cuanto a la forma, no es la que yo quería pero, como decía Don Ramón, «pos ahí se vaa…»

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