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Milagro de Cuarentena: Este Pan me amistó con las aceitunas

Quiénes me conocen saben que no paso las aceitunas ni aunque les pongan todas las cremas, excepto cuando mi mamá hace arroz al olivo, amo ese plato, pero ese es un misterio de Navidad que no voy a resolver. Lo cierto es que ahorita en la casa hay varias aceitunas y una sola persona no va a poder con todas así que comencé a pensar qué podría hacer para comerlas yo también y el arroz al olivo es una de mis opciones, pero no cuento con todos los ingredientes y hay otro detalle: No es Navidad.

Así que, como ando haciendo panes, recordé alguna vez haber visto pan de aceituna en alguna panadería y lo poco que se me venía a la cabeza es que eran redondos como un espiral y con trocitos de aceituna esparcidas tipo pasas. Busqué recetas de ese pan y no tuve suerte, todas eran con ingredientes que no me convencían y los panes eran muy distintos al que yo recordaba, solo encontré una foto de ese pan en Instagram, pero era de una panadería que lo estaba vendiendo. Así que me aventuré a hacerlo yo misma sin tener receta, improvisando un poquitito como creía que podía ser y pues eso es lo que les voy a compartir hoy.

Les cuento que elegí agregarle orégano porque me encanta y me pareció que el poner un ingrediente que me gusta mucho junto con algo que no, ayudaría a equilibrar las cosas.

Y ahora sí, paso a dejarles los ingredientes:

  • 500 gr. de harina común – sin preparar (4 tazas aprox.)
  • 300 ml de agua tibia (1 ⅓ tazas aprox.)
  • 1½ cucharadita de levadura seca
  • 1½ cucharadita de azúcar
  • 1½ cucharadita de sal
  • 1 cucharada de aceite vegetal
  • 1 cucharadita de orégano seco
  • 70 gr. de aceitunas picadas y sin pepa

OJO: Recuerden que siempre me expreso en tazas y cucharas medidoras de repostería y lo que está en paréntesis son aproximaciones, ya que mido con balanza.

Prácticamente sigo el mismo procedimiento cada vez que hago pan, primero disuelvo la levadura en el agua y hago un agujero en el centro de la harina, vierto dentro de él la levadura diluida y el azúcar, y remuevo con paciencia hasta integrar casi toda la harina. Luego agrego el aceite y la sal y termino de integrar con las manos para que se distribuyan bien los ingredientes.

Hecho esto, volqué la masa sobre la mesa e hice con los dedos una especie de hoyo donde agregué el orégano seco (es mejor frotarlo con los dedos primero para triturarlo y así suelte todo su aroma).

Luego tocaba distribuirlo, y para eso yo “cerré” la masa con dobleces como si fuera un paquetito, lo estiré despacio y le volví a hacer dobleces y estiramientos una y otra vez, (si se cae orégano a la mesa, se recoge con la misma masa nomás) y continué hasta asegurarme de que tenía puntitos de orégano por donde se le viese. Finalmente amasé como de costumbre, por si no se acuerdan cómo, aquí les vuelvo a explicar: levanto la masa, dejo que se estire un poco con su peso, y la devuelvo con fuerza sobre la mesa (dándole un ligero golpe) y la doblo hacia adentro y repito esto una y otra vez hasta que vea que adquiere una textura más pareja.

Cuando ya tiene una textura aceptable le doy forma de bola haciendo un movimiento muy parecido a este:

Engraso el recipiente y también la bola y ahí la pongo a reposar cubierta con un plástico y/o trapo de cocina, hasta que duplique su volumen, a mí me tomó poco más de hora y media.

No olviden cubrirla para que no le de aire. El ambiente húmedo y cálido favorece su fermentación.
Así luce cuando ya duplicó tamaño.

Una vez crecida la masa la vuelco sobre la mesa enharinada y le quito el aire presionándola con la punta de los dedos.

Hasta ahí todo chévere, pero ahora tocaba estirarla y como me resultaba pesada, yo decidí dividirla en 3 partes iguales.

Cada parte la estiré con el rodillo formando un rectángulo largo.

Traten que el rectángulo sea largo.

Sobre el rectángulo puse las aceitunas (a las cuales les sequé el agua en lo posible para que no me remojen la masa) tratando de repartirlas equitativamente para que no haya pancitos que se queden sin aceituna.

Y comencé a enrollar despacio, una vez obtenido el rollo, procuré que la unión quedara para abajo y como mi corta-masa está en Lima, usé un machete de cocina para cortar 5 rodajitas. No sé por qué pero me resulta recontra cómodo trabajar con eso porque es bastante ancho. Si gustan háganlo con un cuchillo.

Repetí esta operación con las otras dos partes de masa y obtuve un total de 15 rollitos.

En una bandeja puse 9 y en la otra 6 rollitos.

Los coloqué en bandejas engrasadas y los dejé reposar tapados con un plástico y/o trapo de cocina durante poco más de 2 horas, aquí en Arequipa está haciendo mucho frío y tal vez por eso me están tardando más los panes en crecer.

Así lucen luego de 2 horas.

Una vez cumplido el crecimiento, pues lo de siempre, a poner a calentar el horno a 220° aprox. (fuego medio alto) por 15 minutos y luego poner a hornear el pan, ya saben que yo horneo una bandeja por vez. El tiempo de horneado que les di fue entre 20 a 25 minutos, no más.

Mis primeros panes de aceituna ❤️

Acá me animo a hacerles una recomendación: antes de meter el pan en el horno, pueden esparcirles yema de huevo ligeramente para que obtengan un resultado más dorado y brillante. Yo no lo hice porque no se me ocurrió en ese momento.

Y bueno, el resultado fue bastante agradable para ser algo semi-improvisado, se parecen bastante a los panes de aceituna que recuerdo y al partirlos tienen la corteza ligeramente crocante y miga abundante por dentro y obvio, el orégano y la aceituna le dan un sabor singular.

😻

Los panes me gustaron mucho, ya no me molestaba el sabor de las aceitunas, y no sé si serán los panes o si será un milagro de cuarentena pero parece que ya no odio tanto las aceitunas. 😄

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